lunes, 20 de agosto de 2012

Duelo a muerte.


Era una batalla difícil de ganar. Los sueños de él, contra la sed de sangre del otro.
Comenzó el duelo.
Le deseé suerte, pero nada de eso sirvió. Al fin y al cabo, la muerte tiene siempre la última palabra.
-Cariño, bésame…
Vi sus labios azules, y su palidez, propia de alguien que ha batallado contra el mismo diablo. Sentí su rigidez, propia de un valiente derrocado en combate y, finalmente,
le besé.

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