domingo, 19 de agosto de 2012

El eco de una noche.

Pude escuchar el triste lamento de un columpio empujado por la brisa nocturna, en medio de una ciudad perdida entre las sombras frías del anochecer, con el fondo naranja oscurecido y alumbrado por tan sólo un par de estrellas que relucen. Entonces me pregunté dónde demonios podrías estar.

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